Kurusu ara, Kurusu jegua

Hoy a las 19:00 h tendremos la misa en la Parroquia Nuestra Señora de los Milagros «Caacupemí» (Direccion Cnel. Shweitzer 2420) y seguiremos la misma tradición del kurusu jegua. Están todos invitados!

Kurusu Ára, Kurusu jegua

El Día de la Cruz es una tradición católica que se conmemora el 3 de mayo, después de la Pascua. Esa fecha se realizan el kurusu jegua, que consiste en engalanar la cruz, montar nichos o altares con palmas o tacuaras adornados con rosarios de maní y chipás.

Tal vez una de las devociones más antiguas, populares y pintorescas que se celebran en nuestro país y que perduran sea el Kurusu Ára, que consiste en ponerle a la cruz un paño limpio o nuevo y encender velas a sus pies. De ahí también la costumbre del kurusu jegua, que es colocar una cruz en el medio de un nicho hecho con tacuaras y cubierto con hojas de palma y laurel, similar a un pesebre.

La conmemoración de la Santa Cruz tiene su origen en una antigua tradición cristiana, que data de la época del emperador romano Constantino I “el Grande” (272-377), en el siglo IV d. C. Se cuenta que el ejército de Constantino se aprestaba para la batalla contra el emperador, también romano, Majencio. El primero tenía un ejército muy reducido y sin posibilidades contra el enemigo. La noche anterior a la batalla, Constantino vio en sueños una cruz brillante que tenía escrita: “Con este signo vencerás”. Al amanecer, hizo construir la cruz que precedió a su ejército en la batalla. Contra los pronósticos, venció.

A raíz de este episodio, Constantino se convirtió al cristianismo, liberó a los cristianos y levantó varias iglesias. Luego, su madre, la emperatriz Helena de Constantinopla (250-329) fue a Jerusalén a buscar y logró encontrar en el calvario, la cruz del Salvador el 3 de mayo del año 326.

Se habla de que Helena halló tres cruces; según otros, tres pedazos viejos de madera. Para saber en cuál fue crucificado Jesucristo, decidió hacer una prueba. Llevaron a una joven mujer agonizante, quien, al tocar la primera cruz, agravó aún más su enfermedad. Al tocar la segunda cruz, se mantuvo igual, pero cuando tocó la tercera, se recuperó totalmente. Helena, junto al obispo y los fieles, llevaron esta cruz en procesión por las calles de Jerusalén. En el camino había una mujer viuda que llevaba a enterrar a su hijo, por lo que acercaron la cruz al fallecido y este resucitó.

También existe una versión de que la cruz hallada por santa Helena fue divida en tres partes y enviadas por separado a Roma, Jerusalén y Constantinopla. Ya en el año 700, la que pertenecía a Jerusalén fue robada por los persas, pero devuelta también un 3 de mayo. De ahí se refuerza la fecha para venerarla.

En Paraguay, la tradición comienza con los jesuitas y franciscanos, que impusieron sus cultos y costumbres a los indígenas. Luego de que Gaspar Rodríguez de Francia dispusiera el cierre de los templos y conventos, los españoles se vieron obligados a vivir su calvario de Semana Santa en sus casas, lo que llevó a la celebración tal cual la conocemos hoy día.

La festividad de la cruz está muy extendida en España e Hispanoamérica. Sin embargo, tras la reforma de la liturgia romana por Juan XXIII, en 1960, perdió importancia en el calendario romano, pero se mantuvo en la tradición.

Tradición religiosa popular

El Dr. Dionisio González Torres, en su libro Folklore del Paraguay, dice: “Kurusu Ára es una devoción popular fuertemente arraigada y extendida en todo el país. En el Día de la Cruz, el 3 de mayo, a todas las cruces del cementerio, de los caminos, en las casas, capillas, etc., se les coloca paño nuevo o limpio: se viste la cruz y se enciende velas al pie de ellas. En algunos lugares, las cruces son vestidas el 1º de mayo y desvestidas el 31. El paño de la cruz es una especie de estola blanca de fina tela, generalmente de hilo, cuidadosamente bordada, a veces, con encajes en los bordes o hechas en nuestro primoroso ñandutí. Con frecuencia, las cruces son adornadas con guirnaldas o coronas de flores, hojas de vista, de laurel… Y también con chipás que son obsequiadas a los que van a rezar ante las cruces”.