Iniciando un nuevo desafío en la Secretaría de Comunicación del Arzobispado de Asunción Esto hace la Iglesia «Porque la mejor manera de decir es hacer» por Radio Cáritas UC #680AM

A un año del Primer Cardenal Paraguayo

Hace un año atrás nos emocionabamos porque el Santo Padre Papa Francisco nombraba a Mons. Adalberto Martínez Flores como primer cardenal de Paraguay.

El 27 de agosto de 2022 fue creado Cardenal Adalberto Martínez Flores en el consistorio ordinario público celebrado en la Basílica de San Pedro, en la Basílica de San Pedro, ubicada en el Vaticano.

Para recordar aquel momento histórico la Secretaria de Comunicación del Arzobispado de Asunción realizó un video donde el Cardenal manifestó su asombro por el nombramiento. También se recuerda como los diferentes medios internacionales se hicieron eco de la noticia.

Video de la Secretaria de Comunicación del Arzobispado de Asunción que rememora el histórico momento

Este domingo 27 al mediodía con más de mil catequistas quienes se encontraban en congreso Arquidiocesano organizado por el Departamento de Catequesis, el Cardenal Adalberto Martinez aprovecho para saludar y agradecer la presencia de todos los catequistas. Dijo: «Dejar las diferencias de lado, evangelizar con obras y no con Palabras, formación permanente, innovación en la Catequesis».

En su mensaje a los catequistas expreso «que el sea Cardenal es un tributo para Paraguay y un regalo para todos los paraguayos. Aprender de Chiquitunga que hasta el último suspiro dijo ¡que grande es la religión católica!».
Dio las gracias por el ministerio del catequista y los bendijo.

Por otra parte, en su Twitter el cardenal Adalberto Martínez también recordó esta fecha y sostuvo que hace un año que el papa Francisco “regaló al Paraguay su primer Cardenal como un homenaje a la gran fe que profesamos en Paraguay”.

¿Que es un Cardenal?

El Colegio Cardenalicio es una institución importante de la Iglesia que tiene como finalidad proveer a la elección del Papa y ayudar al Santo Padre, sucesor del apóstol Pedro, en su servicio a la Iglesia de Jesucristo, extendida de Oriente a Occidente. Esta institución como tal no consta en los escritos del Nuevo Testamento, pues su creación es posterior. Pero este hecho no significa que no sea necesaria y que no realice una labor de mucha magnitud.

La figura de los cardenales es antigua en la Iglesia. En Roma, a partir del siglo V, se dio el nombre de cardenales a los sacerdotes y diáconos principales y luego, a partir del siglo VIII, se extendió a los obispos suburbicarios, es decir, encargados de las diócesis cercanas a Roma. Pero desde hace siglos este título se reserva estrictamente a los miembros del Sacro Colegio que tienen la tarea de elegir al Papa y forman su consejo.

Los cardenales recordando sus orígenes y también su misión actual, están distribuidos en tres órdenes. Cardenales obispos, cardenales presbíteros y cardenales diáconos, según que sean titulares de una diócesis suburbicaria, de una iglesia en la diócesis de Roma o de una diaconía romana. Todo cardenal, sea cual sea su titulo específico, como obispo está llamado a tener un espíritu vigilante -tal es la etimología de la palabra griega episkopos– sobre toda la Iglesia y sobre aquella que le ha sido confiada, a ser un anciano (presbítero) que aconseje sabiamente y a ser un servidor (diácono) de Jesucristo, de la Iglesia, de todos los hombres y mujeres de la humanidad.

La razón de ser de los cardenales no es el prestigio o el poder, sino el servicio. El Evangelio nos interpela a todos los cristianos para que nuestras actitudes y actuaciones sean evangélicas. También interpela a los cardenales en el ejercicio de este servicio en ayuda del Santo Padre, como sucesor de Pedro, en su ministerio en bien de toda la Iglesia.

Papa Francisco: «Sínodo y comunicación: un camino por recorrer»

Foto tomada al termino de la reunión, de Vatican News

En ocasión de la Asamblea Plenaria del Dicasterio para la Comunicación, que tiene como tema «Sínodo y comunicación: un camino por recorrer» el Papa Francisco salio como es de costumbre del protocolo y del discurso que tenia preparado por escrito, el expresó «este es el mensaje, ocho páginas… Si empiezo a leerlas, cuando llegue a la cuarta, ¡habran olvidado lo que dije en la primera! Y creo que es mejor que lleve este mensaje con usted, el doctor Ruffini hará que todos den una copia. Y así les puedo decir algo más espontáneo y también «fuera de la censura», ¡que es más divertido!

El Santo Padre afirmó que cuando «hablamos de comunicación, hablamos de “un viaje de ida y vuelta”, no hay comunicación en un solo sentido: va y vuelve, va y vuelve. Y en esto también crecemos. Sólo los loros son los que se comunican de una y la misma manera, porque siempre dicen lo mismo, y no importa cuál sea el eco, lo que se diga del otro lado. Un verdadero comunicador debe estar atento al retorno, a lo que viene, a la reacción que provoca lo que digo. Porque la comunicación es una conexión humana. Lo importante no es lo que digo, no, sino lo que digo a lo que me dice el otro, a lo que escucho. Por eso la filosofía del “altavoz” es inútil; más bien es una filosofía, digamos, «por teléfono»: escuchas, respondes.»

El Papa Francisco prosiguiócon su mensaje hablando del diálogo: «no puede haber comunicación sin diálogo y sin movimiento, sin movimiento; y esto siempre arriesga. Porque tenemos esta ley de la inercia, de la inercia que te empuja, siempre sentado en lo mismo, diciendo cosas, dando la noticia y luego callando. No. Hay que escuchar cómo se recibe esa cosa, y qué reacción provoca.

Prosiguiendo con su mensaje se a reflexionar teniendo en consideraron y a modo de ejemplo algunos colaboradores de la comunicación en los medios del Vaticano diciendo que entre los periodistas que los conmueven tanto, «por ejemplo el entusiasmo de Monda [Director del Osservatore Romano]. Monda no es periodista, es poeta, creador, porque comunica en poesía, él con creatividad escucha lo que dice la gente… Y luego L’Osservatore -sí, L’Osservatore es un problema, todos lo sabemos- y en vez de cerrar L’Osservatore, hacer otro, el de «calle», ¡y listo! Esto es comunicar, siempre buscando fronteras, otros, otros… La inquietud comunicativa. Y esto implica cierto lío. El comunicador es incapaz de tener todo en orden, siempre hay algún desorden, porque así somos los humanos. Y entre vosotros veo tales cosas.»

«Por ejemplo – esto en otra parte, pero quiero decirlo – hice dos videos con Fabio Marchese Ragona, y vi en esas comunicaciones la capacidad de crear cosas que tenían una gran audiencia, porque había esa búsqueda de ir hacia el otro»

Y en efecto, cuando leo entre ustedes, por ejemplo, un artículo de Gisotti: si lees a Gisotti, no solo reflexiona, no, hace reflexión y crea tensiones internas.

El expresó en su men que «comunicar es arriesgar, es crear, es ir más allá. Un comunicador que quiere tener todo en orden, tiene la profesión equivocada, ¡sé un archivero que lo hará mejor! El comunicador debe ir siempre en riesgo, siempre en camino, siempre en compromiso con la vida.»

Por otra parte agradeció al Prefecto [Dr. Paolo Ruffini] – con estas expresiones «¡pobre hombre, tiene la maldición de ser el primer prefecto laico de la curia! -, le agradezco porque permite esto, déjalo crecer. «¿Tengo que crecer aún más»? Tú lo sabes mejor que yo, pero lo dejas crecer, te lo agradezco.»

En su mensja el Santo Padre tambien dio una visión del dicasterio: en primer luagar una comunicación en movimiento, creativa. Una comunicación de valores. «No podemos descender a una comunicación carente de valores. Debemos comunicarnos con nuestros valores. Esto no significa que debamos rezar la novena a un santo todos los días. Los valores cristianos, los valores que hay detrás de ellos, los valores que nos enseñan a seguir adelante. La persona que juega por los valores humanos. Por ejemplo, veo a James Martin aquí. «Ah, sí, esto funciona…». Sí, pero este escribió un libro llamado “Para aprender a orar” [Enséñanos a orar]. Léelo, porque esto te enseña a orar. Un hombre que tenga valores, un comunicador que también sepa enseñarte la forma de comunicarte con Dios, eso es ser comunicador. Yendo, caminando, arriesgándome, con valores, convencida de que estoy dando mi vida con mis valores, valores cristianos y valores humanos.

Por otra parte señalo que desconfia de los comunicadores asépticos, de los son puramente técnicos: «Sí, pero la técnica sola no sirve de nada, la técnica te ayuda si detrás hay un corazón, hay una mente, si hay un hombre, una mujer que da de sí. Ojo con no resbalar sólo en la técnica, porque esto te lleva a una comunicación aséptica, desprovista de valores, y que luego puede caer en manos de los contadores o de las ideologías del momento.»

Por último dirigiendose la Prefecto del Dicasteriode la Comunicación se mostro agradecido por su humanismo. «Has dado un clima humano, y esto debe ser preservado. Una comunicación humana, con calor humano y no puramente técnica. La técnica es necesaria para el desarrollo, pero si existe el ser humano. Cuando tú [se dirige a la hermana Verónica Donatello] vas a los sordomudos y haces esto, así [lenguaje de señas], conoces toda la técnica pero ahí está tu corazón humano como mujer, como madre, como hermana, que está detrás de esa comunicación. Esto es muy importante, comunicar con el corazón y con lo humano, con valores, y salir adelante.» «¡Esperamos que Monda no haga un tercer Osservatore Romano, porque es tan entusiasta que nunca para! Gracias, gracias por todo de verdad, gracias! Soy feliz y adelante, arriésgate, arriésgate, ¡no tengas miedo! Tomar riesgos, para encontrarse con el otro en la comunicación.»

Fuente: Vatincan Va

Papa Francisco: la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales sobre el tema «Escuchar»

Tema del Mensaje del Santo Padre Francisco para la 56a Jornada Mundial de las Comunicaciones, 29.09.2021

Este es el tema que el Santo Padre Francisco ha elegido para la 56a Jornada Mundial de las Comunicaciones, que se celebrará en 2022:

¡Escucha!

Tras el Mensaje de 2021, centrado en ir y ver, en su nuevo Mensaje para la Jornada Mundial de 2022, el Papa Francisco pide al mundo de la comunicación que vuelva a aprender a escuchar.

La pandemia ha golpeado y lastimado a todos y todos necesitan ser escuchados y consolados. Escuchar también es esencial para obtener una buena información. La búsqueda de la verdad comienza con la escucha. Y también lo es el testimonio a través de los medios de comunicación social. Cada diálogo, cada relación comienza con la escucha. Por eso, para crecer, incluso profesionalmente, como comunicadores, necesitamos volver a aprender a escuchar mucho.

El mismo Jesús nos pide que prestemos atención a cómo escuchamos ( cf. Lc 8, 18). Para poder escuchar de verdad se necesita coraje, se necesita un corazón libre y abierto, sin prejuicios.

En este tiempo en el que toda la Iglesia está invitada a escuchar para aprender a ser Iglesia sinodal, todos estamos invitados a redescubrir la escucha como imprescindible para una buena comunicación.

[01316-EN.01] [Texto original: italiano]

Vidas digitales. Una encuesta sobre las redes sociales, los jóvenes y la Iglesia.

¿Qué relación tienen los jóvenes digitales con la religión? Esta es la pregunta a partir de la cual comenzaron los autores del «Global social listening study», basado en una investigación realizada por la Universidad de Saint Mary’s de Londres y la Universidad Ramon Llull de Barcelona. Promovido por la red Aleteia, el estudio se presentó en la Universidad Gregoriana de Roma.

Los datos de la primera encuesta, «La fe de los jóvenes y sus influencers en las redes sociales», se recopilaron en el 2017 mediante el análisis de unos 540 millones de perfiles de Facebook e Instagram, pertenecientes a jóvenes de entre 18 y 25 años. Como era comprensible, el Papa Francisco fue el primero entre los influenciadores de los jóvenes digitales interesados en la religión. En segundo lugar quedó el polémico escritor de la nueva era Paulo Coelho, seguido por el Dalai Lama.

Otro dato significativo. El estudio muestra que solo el 4% de los jóvenes comparten contenido relacionado con la fe católica en las redes sociales. El interés de los jóvenes en las redes sociales se centra principalmente en el entretenimiento y en las marcas y bienes de consumo.

Los datos de la segunda encuesta, recopilados a escala europea, confirman que «muchos jóvenes no se identifican con ninguna religión». En este punto, vale la pena preguntarse: ¿cómo se está llevando a cabo actualmente el Sínodo Juvenil en las redes sociales? Como escribió Alessandro Gisotti, coordinador de medios sociales del Vaticano, «el hashtag oficial #Synod2018 se ha utilizado unas 70.000 veces hasta ahora, desde la conferencia de prensa del 1 de octubre. Los países más involucrados: Estados Unidos, Italia, España, México. El pico en el día de la misa inaugural. Menos del 10% de los tweets tienen un sentimiento negativo «.

No hace falta girar entorno. No son datos sociales de los que estar particularmente orgullosos. Pero al mismo tiempo no debemos desanimarnos. Como sostiene el estudio promovido por Aleteia, si la Iglesia quiere interceptar a los jóvenes, «debe» frecuentar las redes sociales, pero para poder comunicarse con ellos «también debe poder explotar los tipos de entretenimiento».

El verdadero desafío, en resumen, no es tanto multiplicar los análisis y artículos sobre los temas de la fe, sino encontrar nuevas formas «creativas» y «divertidas» para llegar a aquellos que de otra manera ignorarían el mensaje cristiano.

Hace casi diez años que pensamos en la presencia de la Iglesia en el mundo digital, con conferencias y volúmenes muy importantes. El autor más prolífico sobre este tema es el padre Antonio Spadaro («Twitter Teología», «Cibergrece», «Cuando la fe se hace social: el cristianismo en en el tiempo de los medios»), el más reciente es del Sacerdote Giacomo Ruggeri, que publicó «Sacerdote en clergyphone. Discernimiento y formación sacerdotal en las relaciones digitales». En el medio hay contribuciones del obispo Domenico Pompili («Lo nuevo en lo antiguo: comunicación y testimonio en la era digital») hasta la Iglesia de los medios. Desafíos, estructuras, prácticas para la comunicación digital de Alessandro Palermo y «La misión digital: Comunicación de la Iglesia y redes sociales» de Giovanni Tridente y Bruno Mastroianni. Pero nadie había investigado, como el estudio de Aleteia, la relación entre los jóvenes, la fe y las redes sociales. Y es pensando en los jóvenes que la pregunta debe hacerse: aparte del Papa Francisco, que es un gran «influencer» también en lo digital, ¿cómo podemos llegar a los jóvenes cerca y lejos en las redes sociales?

Fuente: Articulo fue realizado por Guido Rancilo, Vite digitali. Una indagine preziosa sui social, i giovanni e la Chiesa, (26.10.2018), en WWW.AVVENIRE.IT traducida y adaptada por Pa’i Francisco Ocampos.

Veritatis Gaudium, Constitución Apostólica de Papa Francisco

La Santa Sede ha hecho público el documento “Veritatis gaudium”sobre las Universidades y Facultades Eclesiásticas

“Es un momento oportuno para impulsar con ponderada y profética determinación, a todos los niveles, un relanzamiento de los estudios eclesiásticos en el contexto de la nueva etapa de la misión de la Iglesia, caracterizada por el testimonio de la alegría que brota del encuentro con Jesús y del anuncio de su Evangelio.” Así lo afirma el Papa Francisco en la Constitución Apostólica Veritatis gaudium sobre las universidades y facultades eclesiásticas que ha presentado este 29 de enero la Santa Sede.

“Ha llegado el momento en el que los estudios eclesiásticos reciban esa renovación sabia y valiente que se requiere para una transformación misionera de una Iglesia «en salida»”, señala el Santo Padre en el documento, en el que también se afirma que “la tarea urgente en nuestro tiempo consiste en que todo el Pueblo de Dios se prepare a emprender «con espíritu» una nueva etapa de la evangelización” que requiere “un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma”. “Y, dentro de ese proceso, -explica el Papa- la renovación adecuada del sistema de los estudios eclesiásticos está llamada a jugar un papel estratégico”.

El Papa señala cuatro criterios para una renovación y un relanzamiento de la aportación de los estudios eclesiásticos a una Iglesia en salida misionera: la contemplación y la introducción espiritual, intelectual y existencial en el corazón del kerygma, el diálogo a todos los niveles, la inter- y la trans-disciplinariedad ejercidas con sabiduría y creatividad a la luz de la Revelación y la necesidad urgente de «crear redes» entre las distintas instituciones que cultiven y promuevan los estudios eclesiásticos.

Entre las normas comunes incluidas en la primera parte de esta Constitución Apostólica se recoge, entre otras cuestiones, que todos los profesores de las facultades eclesiásticas “deben distinguirse siempre por su honestidad de vida, su integridad doctrinal y su diligencia en el cumplimiento del deber”. Además, el texto señala que “los que enseñan materias concernientes a la fe y costumbres, deben ser conscientes de que tienen que cumplir esta misión en plena comunión con el Magisterio de la Iglesia, en primer lugar con el del Romano Pontífice”.

Leer todo el documento dando click al siguiente enlace: Veritatis Gaudium

Mensaje de Papa Francisco para 52 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales

«La verdad os hará libres» (Jn 8, 32).
Fake news y periodismo de paz

Queridos hermanos y hermanas:

En el proyecto de Dios, la comunicación humana es una modalidad esencial para vivir la comunión. El ser humano, imagen y semejanza del Creador, es capaz de expresar y compartir la verdad, el bien, la belleza. Es capaz de contar su propia experiencia y describir el mundo, y de construir así la memoria y la comprensión de los acontecimientos.

Pero el hombre, si sigue su propio egoísmo orgulloso, puede también hacer un mal uso de la facultad de comunicar, como muestran desde el principio los episodios bíblicos de Caín y Abel, y de la Torre de Babel (cf. Gn 4,1-16; 11,1-9). La alteración de la verdad es el síntoma típico de tal distorsión, tanto en el plano individual como en el colectivo. Por el contrario, en la fidelidad a la lógica de Dios, la comunicación se convierte en lugar para expresar la propia responsabilidad en la búsqueda de la verdad y en la construcción del bien.

Hoy, en un contexto de comunicación cada vez más veloz e inmersos dentro de un sistema digital, asistimos al fenómeno de las noticias falsas, las llamadas «fake news». Dicho fenómeno nos llama a la reflexión; por eso he dedicado este mensaje al tema de la verdad, como ya hicieron en diversas ocasiones mis predecesores a partir de Pablo VI (cf. Mensaje de 1972: «Los instrumentos de comunicación social al servicio de la verdad»). Quisiera ofrecer de este modo una aportación al esfuerzo común para prevenir la difusión de las noticias falsas, y para redescubrir el valor de la profesión periodística y la responsabilidad personal de cada uno en la comunicación de la verdad.

1. ¿Qué hay de falso en las «noticias falsas»?

«Fake news» es un término discutido y también objeto de debate. Generalmente alude a la desinformación difundida onlineo en los medios de comunicación tradicionales. Esta expresión se refiere, por tanto, a informaciones infundadas, basadas en datos inexistentes o distorsionados, que tienen como finalidad engañar o incluso manipular al lector para alcanzar determinados objetivos, influenciar las decisiones políticas u obtener ganancias económicas.

La eficacia de las fake news se debe, en primer lugar, a su naturaleza mimética, es decir, a su capacidad de aparecer como plausibles. En segundo lugar, estas noticias, falsas pero verosímiles, son capciosas, en el sentido de que son hábiles para capturar la atención de los destinatarios poniendo el acento en estereotipos y prejuicios extendidos dentro de un tejido social, y se apoyan en emociones fáciles de suscitar, como el ansia, el desprecio, la rabia y la frustración. Su difusión puede contar con el uso manipulador de las redes sociales y de las lógicas que garantizan su funcionamiento. De este modo, los contenidos, a pesar de carecer de fundamento, obtienen una visibilidad tal que incluso los desmentidos oficiales difícilmente consiguen contener los daños que producen.

La dificultad para desenmascarar y erradicar las fake news se debe asimismo al hecho de que las personas a menudo interactúan dentro de ambientes digitales homogéneos e impermeables a perspectivas y opiniones divergentes. El resultado de esta lógica de la desinformación es que, en lugar de realizar una sana comparación con otras fuentes de información, lo que podría poner en discusión positivamente los prejuicios y abrir un diálogo constructivo, se corre el riesgo de convertirse en actores involuntarios de la difusión de opiniones sectarias e infundadas. El drama de la desinformación es el desacreditar al otro, el presentarlo como enemigo, hasta llegar a la demonización que favorece los conflictos. Las noticias falsas revelan así la presencia de actitudes intolerantes e hipersensibles al mismo tiempo, con el único resultado de extender el peligro de la arrogancia y el odio. A esto conduce, en último análisis, la falsedad.

2. ¿Cómo podemos reconocerlas?

Ninguno de nosotros puede eximirse de la responsabilidad de hacer frente a estas falsedades. No es tarea fácil, porque la desinformación se basa frecuentemente en discursos heterogéneos, intencionadamente evasivos y sutilmente engañosos, y se sirve a veces de mecanismos refinados. Por eso son loables las iniciativas educativas que permiten aprender a leer y valorar el contexto comunicativo, y enseñan a no ser divulgadores inconscientes de la desinformación, sino activos en su desvelamiento. Son asimismo encomiables las iniciativas institucionales y jurídicas encaminadas a concretar normas que se opongan a este fenómeno, así como las que han puesto en marcha las compañías tecnológicas y de medios de comunicación, dirigidas a definir nuevos criterios para la verificación de las identidades personales que se esconden detrás de millones de perfiles digitales.

Pero la prevención y la identificación de los mecanismos de la desinformación requieren también un discernimiento atento y profundo. En efecto, se ha de desenmascarar la que se podría definir como la «lógica de la serpiente», capaz de camuflarse en todas partes y morder. Se trata de la estrategia utilizada por la «serpiente astuta» de la que habla el Libro del Génesis, la cual, en los albores de la humanidad, fue la artífice de la primera fake news (cf. Gn 3,1-15), que llevó a las trágicas consecuencias del pecado, y que se concretizaron luego en el primer fratricidio (cf. Gn 4) y en otras innumerables formas de mal contra Dios, el prójimo, la sociedad y la creación.

La estrategia de este hábil «padre de la mentira» (Jn 8,44) es la mímesis, una insidiosa y peligrosa seducción que se abre camino en el corazón del hombre con argumentaciones falsas y atrayentes. En la narración del pecado original, el tentador, efectivamente, se acerca a la mujer fingiendo ser su amigo e interesarse por su bien, y comienza su discurso con una afirmación verdadera, pero sólo en parte:«¿Conque Dios os ha dicho que no comáis de ningún árbol del jardín?» (Gn 3,1). En realidad, lo que Dios había dicho a Adán no era que no comieran de ningún árbol, sino tan solo de un árbol: «Del árbol del conocimiento del bien y el mal no comerás» (Gn 2,17). La mujer, respondiendo, se lo explica a la serpiente, pero se deja atraer por su provocación:«Podemos comer los frutos de los árboles del jardín; pero del fruto del árbol que está en mitad del jardín nos ha dicho Dios: “No comáis de él ni lo toquéis, de lo contrario moriréis”» (Gn 3,2). Esta respuesta tiene un sabor legalista y pesimista: habiendo dado credibilidad al falsario y dejándose seducir por su versión de los hechos, la mujer se deja engañar. Por eso, enseguida presta atención cuando le asegura: «No, no moriréis» (v. 4). Luego, la deconstrucción del tentador asume una apariencia creíble: «Dios sabe que el día en que comáis de él, se os abrirán los ojos, y seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal» (v. 5). Finalmente, se llega a desacreditar la recomendación paternal de Dios, que estaba dirigida al bien, para seguir la seductora incitación del enemigo: «La mujer se dio cuenta de que el árbol era bueno de comer, atrayente a los ojos y deseable» (v. 6). Este episodio bíblico revela por tanto un hecho esencial para nuestro razonamiento: ninguna desinformación es inocua; por el contrario, fiarse de lo que es falso produce consecuencias nefastas. Incluso una distorsión de la verdad aparentemente leve puede tener efectos peligrosos.

De lo que se trata, de hecho, es de nuestra codicia. Las fake news se convierten a menudo en virales, es decir, se difunden de modo veloz y difícilmente manejable, no a causa de la lógica de compartir que caracteriza a las redes sociales, sino más bien por la codicia insaciable que se enciende fácilmente en el ser humano.

Las mismas motivaciones económicas y oportunistas de la desinformación tienen su raíz en la sed de poder, de tener y de gozar que en último término nos hace víctimas de un engaño mucho más trágico que el de sus manifestaciones individuales: el del mal que se mueve de falsedad en falsedad para robarnos la libertad del corazón. He aquí porqué educar en la verdad significa educar para saber discernir, valorar y ponderar los deseos y las inclinaciones que se mueven dentro de nosotros, para no encontrarnos privados del bien «cayendo» en cada tentación.

3. «La verdad os hará libres» (Jn 8,32)

La continua contaminación a través de un lenguaje engañoso termina por ofuscar la interioridad de la persona. Dostoyevski escribió algo interesante en este sentido: «Quien se miente a sí mismo y escucha sus propias mentiras, llega al punto de no poder distinguir la verdad, ni dentro de sí mismo ni en torno a sí, y de este modo comienza a perder el respeto a sí mismo y a los demás. Luego, como ya no estima a nadie, deja también de amar, y para distraer el tedio que produce la falta de cariño y ocuparse en algo, se entrega a las pasiones y a los placeres más bajos; y por culpa de sus vicios, se hace como una bestia. Y todo esto deriva del continuo mentir a los demás y a sí mismo» (Los hermanos Karamazov, II,2).

Entonces, ¿cómo defendernos? El antídoto más eficaz contra el virus de la falsedad es dejarse purificar por la verdad. En la visión cristiana, la verdad no es sólo una realidad conceptual que se refiere al juicio sobre las cosas, definiéndolas como verdaderas o falsas. La verdad no es solamente el sacar a la luz cosas oscuras, «desvelar la realidad», como lleva a pensar el antiguo término griego que la designa, aletheia (de a-lethès, «no escondido»). La verdad tiene que ver con la vida entera. En la Biblia tiene el significado de apoyo, solidez, confianza, como da a entender la raíz ‘aman, de la cual procede también el Amén litúrgico. La verdad es aquello sobre lo que uno se puede apoyar para no caer. En este sentido relacional, el único verdaderamente fiable y digno de confianza, sobre el que se puede contar siempre, es decir, «verdadero», es el Dios vivo. He aquí la afirmación de Jesús: «Yo soy la verdad» (Jn 14,6). El hombre, por tanto, descubre y redescubre la verdad cuando la experimenta en sí mismo como fidelidad y fiabilidad de quien lo ama. Sólo esto libera al hombre: «La verdad os hará libres» (Jn 8,32).

Liberación de la falsedad y búsqueda de la relación: he aquí los dos ingredientes que no pueden faltar para que nuestras palabras y nuestros gestos sean verdaderos, auténticos, dignos de confianza. Para discernir la verdad es preciso distinguir lo que favorece la comunión y promueve el bien, y lo que, por el contrario, tiende a aislar, dividir y contraponer. La verdad, por tanto, no se alcanza realmente cuando se impone como algo extrínseco e impersonal; en cambio, brota de relaciones libres entre las personas, en la escucha recíproca. Además, nunca se deja de buscar la verdad, porque siempre está al acecho la falsedad, también cuando se dicen cosas verdaderas. Una argumentación impecable puede apoyarse sobre hechos innegables, pero si se utiliza para herir a otro y desacreditarlo a los ojos de los demás, por más que parezca justa, no contiene en sí la verdad. Por sus frutos podemos distinguir la verdad de los enunciados: si suscitan polémica, fomentan divisiones, infunden resignación; o si, por el contrario, llevan a la reflexión consciente y madura, al diálogo constructivo, a una laboriosidad provechosa.

4. La paz es la verdadera noticia

El mejor antídoto contra las falsedades no son las estrategias, sino las personas, personas que, libres de la codicia, están dispuestas a escuchar, y permiten que la verdad emerja a través de la fatiga de un diálogo sincero; personas que, atraídas por el bien, se responsabilizan en el uso del lenguaje. Si el camino para evitar la expansión de la desinformación es la responsabilidad, quien tiene un compromiso especial es el que por su oficio tiene la responsabilidad de informar, es decir: el periodista, custodio de las noticias. Este, en el mundo contemporáneo, no realiza sólo un trabajo, sino una verdadera y propia misión. Tiene la tarea, en el frenesí de las noticias y en el torbellino de las primicias, de recordar que en el centro de la noticia no está la velocidad en darla y el impacto sobre las cifras de audiencia, sino las personas. Informar es formar, es involucrarse en la vida de las personas. Por eso la verificación de las fuentes y la custodia de la comunicación son verdaderos y propios procesos de desarrollo del bien que generan confianza y abren caminos de comunión y de paz.

Por lo tanto, deseo dirigir un llamamiento a promover un periodismo de paz, sin entender con esta expresión un periodismo «buenista» que niegue la existencia de problemas graves y asuma tonos empalagosos. Me refiero, por el contrario, a un periodismo sin fingimientos, hostil a las falsedades, a eslóganes efectistas y a declaraciones altisonantes; un periodismo hecho por personas para personas, y que se comprende como servicio a todos, especialmente a aquellos –y son la mayoría en el mundo– que no tienen voz; un periodismo que no queme las noticias, sino que se esfuerce en buscar las causas reales de los conflictos, para favorecer la comprensión de sus raíces y su superación a través de la puesta en marcha de procesos virtuosos; un periodismo empeñado en indicar soluciones alternativas a la escalada del clamor y de la violencia verbal.

Por eso, inspirándonos en una oración franciscana, podríamos dirigirnos a la Verdad en persona de la siguiente manera:

Señor, haznos instrumentos de tu paz.
Haznos reconocer el mal que se insinúa en una comunicación que no crea comunión.
Haznos capaces de quitar el veneno de nuestros juicios.
Ayúdanos a hablar de los otros como de hermanos y hermanas.
Tú eres fiel y digno de confianza; haz que nuestras palabras sean semillas de bien para el mundo:
donde hay ruido, haz que practiquemos la escucha;
donde hay confusión, haz que inspiremos armonía;
donde hay ambigüedad, haz que llevemos claridad;
donde hay exclusión, haz que llevemos el compartir;
donde hay sensacionalismo, haz que usemos la sobriedad;
donde hay superficialidad, haz que planteemos interrogantes verdaderos;
donde hay prejuicio, haz que suscitemos confianza;
donde hay agresividad, haz que llevemos respeto;
donde hay falsedad, haz que llevemos verdad.

Amén.

Fuente: [http://w2.vatican.va/content/francesco/es/messages/communications/documents/papa-francesco_20180124_messaggio-comunicazioni-sociali.html]